jueves, 25 de septiembre de 2008

Vienen y van, mi tren

A tu alrededor, la gente que te rodea cambia continuamente, te acompañan parte de tu camino y luego se van, se bajan de tu tren y a veces te dejan sólo.
Algunas veces estás rodeado de personas que parecen quererte y apreciarte por lo que eres, y te sientes feliz, arropado por sus sentimientos y te sientes más a gusto. Sin embargo otras, todo alrededor está vacío y la gente que te rodea no te dice nada.
En estos momentos, gracias a unos más que a otros, la gente que me quiere me lo ha demostrado, a diferencia de otros que no lo han demostrado nada.
Siento un pequeño vacío que antes estaba lleno por muchos momentos, mi infancia y adolescencia, muchos años junto a gente que me ha demostrado que para ellos sólo he sido un estorbo en el camino. Me duele, me hace daño cuando pienso en ello, tantos compartidos que se quedan en nada, vacíos, sin razón de ser. Personas por las que habría dado la vida te hacen daño y algunos incluso no son capaces de dar la cara y pedir perdón.

Entonces, yo pienso que la vida es como un tren, la gente se monta en él, algunos más cerca que otros, te hablan, te miran, compartes momentos, pero llega un momento en que bajan en una estación y no los vuelves a ver, o la relación no vuelve a ser la misma. No sé cómo ni porqué en mi vida me ha ocurrido ésto múltiples veces, la gente de mi alrededor ha sido sustituida por otras personas, hasta tal punto de que puedo decir que no tengo ningún amigo de cuando era pequeño, es algo que siempre me faltará. Casi todo el mundo tiene un gran amigo de la infancia, ese que lleva junto a él años y que nunca le ha fallado. Yo siento que ese lugar en mi está vacío, desocupado.
A veces pienso el porqué de muchas cosas, ¿seré una mala persona? cuando realmente la gente me conoce a fondo, se da cuenta de como soy y prefiere apartarme de su lado, la verdad, no lo sé. Son pensamientos que pasan por mi cabeza. A menudo me siento triste, con huecos en mi corazón dejados por personas que se han desgarrado de él, provocando pequeñas cicatrices que no curarán.
Es extraño, esto de la vida, tengo miedo de volver a querer, volver a abrir mi corazón a personas que se llamarán mis amigos y que una vez dentro puedan volver a destrozarme.
Una gran parte de mi vida ha quedado atrás, se ha apagado, la he escondido en el fondo de un baúl y pienso en ella como tiempo perdido, tiempo que podría haber dedicado a estar con personas que me apreciaran más y quisieran estar conmigo.

Tengo mucho que agradecerle a una persona que durante mucho tiempo ha sido el gran pilar que me ha sostenido, gracias fea por todo, espero poder seguir madurando y mejorando a tu lado

1 comentario:

Anónimo dijo...

En cada estación sube algún/a compañero de viaje, pero luego por las razones que sea, cada uno toma otras direcciones y tiene, por fuerza que bajarse y coger otro tren...Los momentos nunca son vacíos, ahora lo parecen porque es así cuando te hacen daño...crees que nada ha merecido la pena, pero lo realmente importante de los momentos que vivimos es vivirlos en tiempo presente. De nada sirve ya echar la vista atrás y lamentarse o apenarse. Aquellos momentos fueron felices- o no-, los momentos de ahora son diferentes; igualmente pueden ser felices. En cualquier caso, el pasado es pasado ya. Es cierto, hay heridas que nunca se curan, pero...se alivian. Un beso mu fuerte!